Personaje del mes

Desde el despertar de los primeros Elfos, sobresalió uno tanto por su belleza como por su sabiduría; dador de nombres a varias de las cosas que le rodeaban y un firme compañero con quienes vio por primera vez la gloria de Valinor. Sus hermosos cabellos dorados y su nívea piel, deslumbraron tanto como las estrellas, a quienes le habían antecedido. Imin fue quien lo despertó y junto a once compañeros más se convirtieron en el primer grupo de Eldar en abrir los ojos.

Considerado siempre un líder entre su pequeño pueblo, Ingwë tendría grandes y honorables momentos de gloria, lo que lo llevaría a convertirse en el más poderoso de todos los Primeros nacidos, incluso más allá de los límites.

 "... Ingwë, el más grande de los señores de la raza elfica. Entró en Valinor y se sienta a los pies de los Poderes, y todos los Elfos reverencian su nombre..."
-De la llegada de los Elfos y el cautiverio de Melkor. El Silmarillion.

Ingwë es un hermoso Elfo de gran talla y mirada profunda. Se cuenta en los antiguos relatos que fue uno de los primeros a quien despertaron a orillas del lago Cuiviénen, y uno de los primeros en maravillarse con lo que le rodeaba. Su curiosidad innata le llevó automáticamente a nombrar cada cosa nueva con la que se topaba, y esto replicó más tarde en una ganancia de sabiduría como no se repetiría en ningún otro Eldar tanto en las Tierras Imperecederas como en Beleriand.

Desde el principio fue fiel a Imin, quien le despertó y le enseñó los primeros atisbos de lo que sucedía. Con agilidad de mente, Ingwë aprendió en poco tiempo, y terminó convirtiéndose en consejero de Imin. Gozaba del favor de Imin, y su gran porte le permitió tener es valentía de líder cada vez que Imin se alejaba del campamento.

Una vez maduro, Ingwë se casó con una hermosa y jóven Minya con quien tuvo a un fuerte vástago cuyo nombre era Ingwion. Su único hijo y orgullo de su pueblo, pues era altivo y hermoso como su padre.

Cuando Oromë decidió llevar algunos embajadores a Valinor para que comprobaran la veracidad de sus palabras, Ingwë fue el primero que dio un paso al frente, y sin miedo alguno se encaminó en tamaña tarea. Sus ansias por ver la luz de Occidente siempre fueron mayor que cualquier otra cosa en su vida.

Debido a esto y a su liderazgo innato, pasó a ser el primero del clan; y a su regreso les convenció de lo que vio y sus palabras tejieron ilusiones de grandes palacios y verdes praderas, donde podrían vivir tranquilos y en abundancia. Pero lo que siempre guardó en su corazón fue la luz de los Grandes Árboles, por tanto, cada vez que algún niño Elda o algún curioso joven se acercaba a él, sus palabras se convertían en maravillosos sueños.

Desde ese momento en adelante fue reverenciado y adorado, ya no era el mismo muchacho curioso y lleno de energía que cuando partió. Se había convertido en un altivo y señorial rey, cuyo poder radicaba en su infinita sabiduría y en la gloria de su presencia. Muchos no dimensionaban el cambio, y no entendía cómo había crecido tanto en tan poco tiempo, pero la respuesta era siempre clara y la misma: debe de haber un poder más allá de lo comprensible que haría perdurar y acrecentar lo que abrazara.
Por ello convenció a todos los Minyar de viajar más allá de las montañas, y a diferencia de sus muchos de los Tatyar y Nelyar, ninguno de ellos se separó, ni mucho menos dudó a lo largo del viaje. Les movía la esperanza que Ingwë implantó en sus corazones.

Fue así como fueron los primeros en estar preparados para marchar y siempre fueron rápidos y precisos a la hora de llegar.

En la gran marcha desde Cuiviénen, Ingwë siempre fue a la cabeza y los pasos de su pequeña hueste fueron tan rápidos que dejaban siempre atrás a las huestes Eldar que marchaban últimos. Sin emabrgo, nunca dejó de estar pendiente de ellos, y así como sus congéneres marchaban y volvían entre las huestes de vez en cuando, Ingwë gustaba de visitar a Elwë o a Finwë con quienes tenía gran afinidad.

La historia de los Minyar durante todo este trayecto se basó principalmente en el sentimiento de lealtad, y cada vez que se les presentaba algún peligro o alguna circunstancia de la que nunca habían oído, siempre trabajaban en equipo... y siempre tenían éxito.
Por ello no dudaron en embarcarse en la isla flotante que Ulmo arrancó de las entrañas del lecho marino, y como si fuese un gran barco, lograron completar el viaje del que jamás volvieron.

Durante un buen tiempo, Ingwë y sus seguidores vivieron junto a los Noldor en la hermosa ciudad de Tirion. Allí realizaron muchas obras hermosas y otras fatídicas. Se forjaron bellos objetos y se levantaron brillantes construcciones. Entre ellas, la más alta de todas era la Mindon Eldaliéva, la torre de Ingwë, la cual le daba honor a su nombre y le servía como hogar para los de su linaje.
En lo más alto de la torre había un faro de plata que brillaba a través del desfiladero de Calacirya y bajo su sombra se encontraba la plaza donde crecía Galathilion, el Árbol de Tirion.

Ingwë, Rey de los Eldar
La mayoría del tiempo, Ingwë subía a lo alto de la torre y trataba de observar más allá de los confines, esperando el día en que la mayoría de sus hermanos volviesen de las oscuras tierras de Beleriand.

Gran amistad forjó Ingwë y su pueblo con Manwë y Varda, juntos compartían el interés de observar a lo lejos, fue por ello que llegado el momento y por invitación del Rey de los Valar, Ingwë y los Vanyar dejaron Tirion y se establecieron en las planicies que rodeaban la alta montaña de Taniquetil, lugar de residencia de Manwë y Varda, y considerado el punto más alto de todo Arda. Varias veces Ingwë fue invitado por Manwë para que pudiese ver desde lo más alto de Taniquetil, y estas oportunidades no fueron desaprovechadas por el Minyar, quien encontró consuelo en las visiones y calmó su inquieta curiosidad.

Todo lo vivido por el hermoso Rey de todos los Elfos le han otorgado sabiduría y conciencia de cosas que escapan para el común del pueblo; claramente su cercanía a la música y el poder de Aman le han permitido sostener una presencia capaz de igualarse, o en ocasiones superar a la de algunos Maiar. Por ello es considerado el más sabio de todos los Elfos y un maestro en diversas artes.

Desde la lejana Valinor, Ingwë no desea volver a las tierras de Beleriand... a no ser que sea de extrema necesidad.

  • Raza: Eldar
  • Cultura: Elfos Vanyar
  • Linaje: Minyar
  • Títulos: Rey supremo de todos los Elfos
  • Nacimiento y orígen: Año 1050 de la Edad de los Árboles en Cuiviénen
  • Padres: No aplicable
  • Hijos: Ingwion
  • Residencia: Cuiviénen; Tirion sobre Tuna; Taniquetil
  • Objetos: Desconocido
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Valariandë

-¿Satisfechos? - dijo Andreth. -Ningún corazón de Hombre está satisfecho. El tránsito y la muerte le es siempre penoso; pero un declive más lento proporciona cierto consuelo, y retira ligeramente la sombra.

-Andreth -De la muerte y los hijos de Erü

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