"Junto a la laguna de Cuiviénen, el Agua del despertar, iluminada de estrellas se levantaron del sueño de Ilúvatar".
-De la llegada de los Elfos y el cautiverio de Melkor. El Silmarillion.
Mucho antes que el sol y la luna se levantaran por primera vez más allá de los confines del mundo, los Elfos, quienes son llamados los "Primeros nacidos", despertaron bajo la luz de las estrellas a orillas del lago "Cuiviénen" (Q. Lago del despertar), una gran bahía en el mar interior de Helcar, muy lejos en el este.
Allí vivieron bajo una sombra crepuscular alejada de la luz de Valinor durante varios años.
De acuerdo al escrito "Cuivienyarma", los cuerpos de los Elfos se formaron a partir de la "carne de Arda", y por la propia mano de Eru fueron dispuestos "en el seno de la tierra" bajo la hierba verde junto a cada una de sus esposas.
Sus cuerpos despertaron cuando alcanzaron la madurez, y lo primero que vieron fueron las hermosas estrellas en una noche penumbrosa.
Quien primero despertó, fue conocido más tarde como Imin (Q. El primero), el que halló dormida a su lado a Iminyë (Q. La primera). Con poca diferencia despertó Tata (Q. El segundo), y junto a él estaba Tatië (Q. La segunda). Por último Enel (Q. El tercero) y su esposa Enelyë (Q. La tercera).
Quien primero despertó, fue conocido más tarde como Imin (Q. El primero), el que halló dormida a su lado a Iminyë (Q. La primera). Con poca diferencia despertó Tata (Q. El segundo), y junto a él estaba Tatië (Q. La segunda). Por último Enel (Q. El tercero) y su esposa Enelyë (Q. La tercera).
Tras contemplar por un tiempo la profundidad del cielo, sus ojos bajaron a la tierra y en ella encontraron a quienes serían sus esposas. En su impaciencia, y al ver que eran tan bellas como las estrellas, trataron de comunicarse con ellas y empezaron a "pensar palabras" para hablar y cantar. Así que las despertaron, y sus esposas lo primero que vieron fueron la belleza de sus esposos... la maravilla por Arda les vino después.
Cuando pasado un tiempo, vivieron bajo la noche y crearon muchas palabras, los seis primeros comenzaron a recorrer el valle, y pronto llegaron a otro lugar más amplio y encontraron acostados sobre el césped a seis parejas de Elfos más. Los que venían hace poco tiempo despertando.
Entonces Imin, considerándose el mayor de todos los puso bajo su cuidado diciendo:
-Escojo a estos doce para que sean mis compañeros.
Y los Elfos despertaron a sus compañeras y lo siguieron como líder viviendo juntos y aprendiendo de ellos el arte de las palabras.
El grupo siguió su camino. Y poco tiempo después hallaron a nueve parejas de Elfos más, y al igual que los anteriores, los esposos acababan de despertar.
Entonces Tata reclamó su derecho a elegir segundo y dijo:
-Escojo a estos dieciocho para que sean mis compañeros.
Nuevamente los esposos despertaron a sus esposas y se pusieron bajo la protección de Tata y Tatië, y vivieron juntos y aprendieron las palabras y los sonidos.
El grupo siguió avanzando hasta encontrarse con una arboleda junto a un arroyo, y encontraron a doce parejas de Elfos, y los esposos estaban recién despertando y mirando las estrellas a través de las ramas.
Entonces Enel, reclamó su derecho y dijo:
Entonces Enel, reclamó su derecho y dijo:
-Escojo a estos veinticuatro para que sean mis compañeros.
Ellos despertaron a sus esposas y siguieron a Enel y juntos aprendieron las palabras y la composición de los poemas y el canto a la música del agua.
En grupo vagaron por las tierras de alrededor, sin alejarse mucho de los arroyos, ni separarse del resto.
Sumidos en la oscuridad del lugar se llamaron a sí mismos Quendi, "los que hablan" pues en ese momento eran los únicos que usaban la lengua para la comunicación. Día tras día se asombraban con nuevos descubrimientos y nuevas criaturas; y, a cada una de ellas le ponían un nombre, y a las que lograban entender, les trataban de enseñar su forma de hablar. Poco a poco fueron creciendo en poesía y en música, y vivieron así por un buen tiempo.
Imin, razonando que cada vez que encontraban un nuevo grupo de Elfos, éste era mayor, y viendo que su clan era el de más reducido número, pensó:
-Sólo tengo doce compañeros (aunque soy el mayor); ahora seré el último en escoger.
Tiempo después, no tardaron en llegar a un lugar lleno de abetos de dulces fragancias a los pies de una colina, y dieciocho parejas de Elfos de oscuros cabellos encontraron, todos dormían. Estaba todo muy oscuro, y las nubes cubrían el cielo. Pero un fuerte viento sopló despertando a los esposos, quienes abrieron los ojos y fijándolos en el firmamento apreciaron por largo tiempo las estrellas. No prestaron atención de quienes les observaban, sino que sólo contemplaban las luces de Menel. Pero cuando al fin volvieron sus ojos a la tierra, observaron a sus esposas y quisieron despertarlas para que contemplaran las maravillas del cielo: -¡elen, elen! les gritaron, y así nacieron los nombres de las estrellas.
Imin dijo: -No escogeré todavía.
Y no fue Imin quien los acogió, sino Tata. Muchos de ellos eran altos y fuertes como abetos, y de ellos descenderían los Noldor.
Todo el grupo habló, rió y crearon muchos recursos ingeniosos, y también bailaron a los pies de la colina, hasta que les volvió a nacer el deseo por encontrar más compañeros. Entonces todos juntos partieron nuevamente hasta que llegaron a un lago oscuro en el crepúsculo, y había un gran precipicio en el lado este, y una cascada caía con fuerza, mientras el brillo de las estrellas se hacía notar en la espuma.
Sin embargo, de entre quienes encontraron ya habían despertado y se bañaban en las cascadas, y sus esposas los observaban desde la orilla. Se trataba de veinticuatro parejas, pero aún ninguna hablaba, aunque cantaban de manera suave y dulce, mezclándose su canto entre las piedras y el golpear de las cascadas.
Imin, los observó largamente, pero por segunda vez se postergó su elección pensando que la próxima vez será una gran compañía. Por esto, Enel dijo:
-Es mi turno, y escojo a estos cuarenta y ocho para que sean mis compañeros.
Más tarde, estos se convertirían en los mejores cantantes de entre los Elfos, los Teleri.
Y todos juntos vivieron largo tiempo hasta sentirse complacidos.
Al cabo de un tiempo, Imin deseó encontrar compañeros, pero tanto los clanes de Tata como de Enel se sentían satisfechos con su número. Así que Imin e Iminyë, junto a sus doce compañeros, se separaron del resto y marcharon y caminaron mucho tiempo a lo largo del país en torno al lago, pero nunca encontraron más compañeros, por que por palabra de Eru, la cuenta de los Elfos estaba completa.
Y así fue que, por mucho tiempo, los Elfos se contaron en decenas, y el número 144 era su número más alto.
Así también sucedió que la "Compañía de Imin" (de la que provienen los hermosos Vanyar) sumaban sólo catorce en total, y a pesar de ser llamada la "Compañía mayor", era la más pequeña. Así mismos se llamaron los Minyar.
Por su parte, la "Compañía de Tata" eran cincuenta y seis en total y se llamaron los Tatyar, mientras que la "Compañía de Enel", a pesar de ser llamada la "Compañía menor", eran los más numerosos abarcando un total de setenta y cuatro Elfos; estos serían conocidos como los Nelyar.
Cuiviénen - Karen Wynn Fonstad |
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