De los Elfos: Pt. III - La gran marcha y los abandonados

"Los Eldar se aprontaron a emprender una gran marcha desde el primitivo hogar oriental y se dispusieron en tres huestes".
-De la llegada de los Elfos y el cautiverio de Melkor. El Silmarillion.

Tras la separación de quienes decidieron obedecer el llamado de Valinor y aquellos que prefirieron quedarse, los primeros iniciaron una larga marcha hacia el oeste.

La meta era llegar a las Tierras Imperecederas, sin embargo, el camino no fue fácil, pues la Tierra Media había sido quebrada y mancillada por la batalla que se había dado en el norte.

Así, los Eldar se dispusieron en tres grupos, siendo los más reducidos el de los Minyar, pero quienes partieron en primer lugar y eran los más entusiastas en esta empresa. Luego partieron los Tatyar, y por último los Nelyar.

Con Oromë a la cabeza, montado sobre el hermoso corcel Nahar y Melkor apresado, la hueste pudo marchar rodeando el mar interior de Helcar. Sin embargo, y debido a que los Elfos se detenían constantemente a apreciar lo que descubrían, marchaban de manera lenta.
Fue así que lo primero que observaron fueron grandes nubarrones oscuros que aún persistían en las cercanías de Utumno, algunos quedaron aterrados con la visión, y se devolvieron. Se cree que regresaron a Cuiviénen a reunirse con los Avari, pero no se sabe si en algún momento se arrepentirían.
Aquellos que siguieron recorrieron incontables leguas, interrumpiéndose en largas esperas cada vez que Oromë se adelantaba en el camino.

Bosque - A. Rocha
Muchos años más tarde alcanzaron la frontera de un profundo bosque, aquel que en edades posteriores sería conocido como Bosqueverde el grande, y aunque nuevamente muchos dudaron, al final todo lo pudieron atravesar. Una vez salieron, se encontraron con la ribera oriental de un enorme río, el Anduin. Allí permanecieron algún tiempo mientras Oromë buscaba un modo de atravesar las Montañas Nubladas.
No se sabe si lo encontró o creó, pero fue a través del Paso Alto que los Elfos cruzaron hacia Eriador por el lugar en que tiempo después se fundaría Imladris.

La hueste que marchaba última, era la hueste de Elwë. Ésta era la más grande de todas, y debido a ello se dividía en dos: la primera la guiaba Elwë, y la segunda su hermano Olwë. La segunda siempre avanzaba más lentamente y se maravillaba más seguido con las cosas. Fue debido a la majestuosa visión de estas tierras que muchos Elfos de la hueste de Olwë no siguieron la marcha, y prefirieron habitar entre bosques y ríos. Seguían a Lenwë, y su pueblo fue conocido como los Nandor, los "seguidores de Dan".
Se cuenta de ellos que se establecieron a lo largo del río Anduin.

Tiempo después, los Nandor aún sufrirían una nueva división, cuando Denethor, hijo de Lenwë condujo a algunos de su pueblo hasta el este de Beleriand en la región de Ossiriand. Allí se instalaron y fueron conocidos como los Laiquendi, los "Elfos verdes de Ossiriand".

Una vez atravesadas las montañas, llegaron a las vastas tierras de Eriador. En aquel entonces el lugar estaba cubierto por gigantescos e interminables bosques. Incluso para la vista de los Elfos, el horizonte era poco determinable. Por ello, la marcha se ralentizó aún más, y muchos se perdieron.
Sin embargo, fueron los Vanyar y los Noldor quienes se adentraron en Beleriand en primer lugar. Mientras los Nelyar aún vagaban al este de las Montañas Azules. Fue debido a esto que recibieron por primera vez el nombre con el que serían conocidos más adelante: Teleri, "aquellos que llegaron últimos", pues últimos llegaron también a las tierras de oeste.

Los Vanyar y los Noldor cruzaron Beleriand descubriendo el valle del gran río Sirion, y al fin tras muchos años de marcha, alcanzaron las vastas costas de Belegaer, el gran mar que circunda la Tierra Media. Allí, a orillas del mar sintieron temor de su presencia, pero más que temor era respeto, respeto por algo tan grande y majestuoso a la vez.
Oromë entonces, les habló indicándoles que en ese punto les abandonaría en busca de consejo para cruzar el gran mar.

Pues entonces, por consejo de Manwë y todos los Valar, Ulmo arrancó una isla solitaria desde el mar y junto a sus servidores la llevó a aquel lugar en donde los Eldar esperaban, y la utilizó para embarcarlos hasta Valinor. En aquella expedición, la isla encalló fuertemente en la bahía de Balar y su cuerno oriental se resquebrajó formando la isla de Balar, que más tarde, Ossë, sirviente de Ulmo, volvería seguido a visitarla.

Impulsados por llegar, los Teleri aún cruzaban las Montañas Azules, y algunos ya se asentaban en las tierras de Beleriand momentáneamente. Por ello, cuando Ulmo los convocó, no alcanzaron a acudir. Además, Elwë se había perdido, ya que al ver con desesperación como su gente se retrasaba constantemente, a menudo se adelantaba por el camino y se reencontraba con sus buenos amigos Ingwë y Finwë. En uno de estos viajes, el destino unió a Elwë y Melian la Maia, en los bosques de Nan Elmoth. Escuchó su voz envuelta en canto de ruiseñores y quedó hechizado por ella. Lleno de amor y deseo, tomó a Melian de la mano y, suspendidos en el tiempo quedaron observándose en un momento eterno y mágico.

Olwë y Elmo, hermanos de Elwë, junto a su pueblo, lo buscaron sin cesar. Pero ninguno tuvo buenos resultados, y como el tiempo escaseaba se acercaron a las costas. Pero Ulmo y los Eldar de los primeros clanes ya habían marchado, y por tanto no pudieron cruzar el mar. Entonces a Olwë se le otorgó el liderazgo y fue Rey entre los Teleri.

Mucho se entristecieron por lo sucedido, pero mayor era la pena por la pérdida de su Señor. Durante la larga espera en que los Teleri confiaban que Ulmo volviera a buscarles, Círdan, pariente cercano de Elwë, y el mayor artífice de botes, volcó sus pensamientos y habilidades en construir grandes navíos, porque él y los Teleri se impacientaban cada vez que observaban el horizonte. No obstante, fiel a su pueblo, Círdan fue quien encabezó a los que buscaron a Elwë por mayor tiempo a través de los rincones de Beleriand.

Largo tiempo vagaron los Teleri por las costas añorando la llegada de Ulmo, y Ossë y Uinen, los Maiar sirvientes de Ulmo, los visitaron con frecuencia, y les enseñaron muchas artes en las que los Teleri destacaron por sobre los otros pueblos. Por ello, siempre han amado el agua, y son los mejores cantantes de todos a orillas del mar.

Ossë - Rittare art

Muchos años más tarde, y por rogativa de los Vanyar y los Noldor, Ulmo regresó con la isla en busca de los Teleri. Cuando por fin llegó a las costas, los llamó. Olwë que se encontraba allí, resignado en que ya no encontraría a su hermano, partió junto a su hueste, y al fin cruzaron el gran mar.

Pero sucedió que Círdan y muchos de los Teleri que se negaban a partir sin Elwë, no estaban allí, sino buscando a Elwë; por tanto, no pudieron embarcarse nuevamente y sólo pudieron observar como la isla se marchaba a lo lejos.
También por persuasión de Ossë, muchos de los que estaban dispersos por las costas se quedaron, y estos fueron conocidos como Falathrim, los Elfos de las Falas, y habitaron siempre a orillas del mar, y fueron los mejores marineros de toda la Tierra Media.

Los Teleri que habitaban más allá de las costas se lamentaban que Ulmo no pudiera esperarles. De buena gana hubiesen partido a Valinor si así lo hubiese hecho... pero no marcharían sin su Señor, por lo que se quedaron en las tierras de aquende, y se nombraron a sí mismos, los Eglath, el "pueblo abandonado". Vivieron en colinas y bosques, y a diferencia de los Falathrim, el mar les otorgaba más nostalgia que otra cosa. Su líder era Elmo, quien no quiso partir con su hermano Olwë, pues Elwë le era más querido, y ansiaba más que nada encontrarlo. También fueron conocidos como los Sindar, el "pueblo gris", o sencillamente los Elfos Grises.

Nan Elmoth, Elwë and Melian - Elena Kukanova
Tras largos años, y de la nada, Elwë regresó con su pueblo; sin embargo, no venía solo, ya que lo hacía de la mano de quien ahora era su esposa... Melian, la Maia.
Así, asumió su lugar como Señor de los Sindar, y tuvo gran poder y sabiduría entre los Elfos de la Tierra Media. Fundaron el reino secreto de Doriath en las tierras conocidas como Eglador. Su capital fue Menegroth (S. Las mil cavernas) y gracias a los Enanos de las montañas, su construcción se contó entre las más impresionantes de todo Beleriand.

Como se dijo anteriormente, los Falathrim se enamoraron tanto de las costas que no quisieron vivir en los bosques, Círdan era su líder, y Brithombar y Eglarest sus ciudades-puerto. Se convirtieron en vasallos de Elwë y fueron los mejores aliados de éstos a lo largo de la historia. También algunos Sindar se instalaron en las tierras del norte, en las costas de Nevrast y Hithlum, ambas regiones al noroeste de Beleriand, pero no formaron ningún reino.

Así terminó la gran marcha de los Eldar, y así también se separaron. Aquellos que completaron la marcha fueron bendecidos en las tierras de Valinor, y fueron conocidos siempre como Calaquendi, "Elfos de la luz", porque vivieron a despensas de la luz que emitían los Árboles y los conocimientos que le otorgaban los Valar.

Aquellos que se quedaron atrás, llámense Sindar, Nandor, Avari, Falathrim, etc, fueron todos Moriquendi, "Elfos oscuros", en referencia a que no recibieron la bendición de un mayor poder que el que conocieron, además de vivir en la penumbra de una noche estrellada. Sólo Elwë, entre los Moriquendi, era considerado un Calaquendi, ya que en su viaje había visto la luz de Valinor, y siempre la añoró en su corazón, más no la deseaba como otros, ya que en cierta medida, una parte de esa luz estaba junto a él en la forma de su esposa. Desde ahora en adelante se llamó Elú Thingol, y fue Rey de toda Beleriand.

La gran marcha de los Elfos - Karen Wynn Fonstad
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Valariandë

-¿Satisfechos? - dijo Andreth. -Ningún corazón de Hombre está satisfecho. El tránsito y la muerte le es siempre penoso; pero un declive más lento proporciona cierto consuelo, y retira ligeramente la sombra.

-Andreth -De la muerte y los hijos de Erü

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