Personaje del mes

Comienza febrero, y junto a su llegada, comenzamos con una nueva leyenda. Bien podría hablarse muy poco de este personaje, ya que su vida y hechos siempre se han mantenido en un segundo plano en comparación a otros miembros de su raza. No obstante, considero que es uno de los Elfos más importantes a lo largo de toda la historia de la Tierra Media; muy poco valorado, pero que, durante lo largo de las eras, ha sido siempre poseedor del gran destino de todo su pueblo.

Si bien ha vivido una vida solitaria, sus apariciones en la historia han sido cruciales, marcando una diferencia con sus consejos, y haciéndose notar como uno de los señores Eldar más sabios de Beleriand.
Siempre se le ha reconocido como el "hacedor de navíos", el "carpintero de barcos" o el "Señor de los puertos", la cosa es que su nostalgia hacia el mar le han otorgado este y muchos otros nombres similares.

Con su constante y profunda mirada, siempre observando el horizonte del infinito mar, les presento a:

"Y Círdan, al escuchar estos relatos sombríos, se sintió perturbado; pues era de buen juicio, y comprendió en seguida que verdaderos o falsos, era la malicia quien los difundia..."
-De los Noldor en Beleriand. El Silmarillion

La vida y epopeya de este Elfo comienza junto a la de muchos que despertaron junto al hermoso lago Cuiviénen. Debido a este hecho, es que se puede considerar como uno de los primeros en pisar Arda y observar las estrellas.
Miembro del tercer clan, prefería contemplar las aguas antes que el cielo, a diferencia de sus hermanos, demostrando así su amor hacia ellas. Acostumbraba constantemente a observar el reflejo del cielo nocturno sobre la superficie del lago.
También se le tenía en alta estima, ya que era pariente de los reyes Telerin Olwë y Elwë.

Como se cuenta en diversos relatos, su verdadero nombre era Nowë y desde antes incluso de llegar al gran mar, comenzó a desarrollar habilidades en la construcción de barcas de diferente índole; muchos fueron los intentos creando balsas; sin embargo, la mayor inspiración para su arte le llegó en un momento que observaba unas hermosas aves acuáticas que flotaban en grupo sobre el lago. Así fue como, con sus rústicas herramientas, comenzó la creación de unas barcas ligeras con remos a imitación de dichas aves.

En todo el clan, no cabía duda de que a Nowë le encantaba este arte y en todos estos trabajos siempre fue el más hábil e inventivo. Tan distintivo fue este rasgo, que sus mismos congéneres le apodaban Círdan, el “Carpintero de barcos”; nombre por el que fue conocido hasta el final de sus días.

Muchos fueron los acontecimientos que marcaron la vida de este solitario Elfo. Sin embargo, no dudó en aceptar el llamado de los Valar cuando se les presentó. Y así, aunque con un pesar en el corazón por dejar parte de su arte en aquellas tierras, Círdan comenzó la marcha junto a la hueste.
Los Teleri fueron el tercer grupo en marchar y los más lentos en llegar a occidente, siempre volvían la mirada hacia atrás o se asentaban durante un período. Así llegaron al gran mar de Rhûn, en donde esperaron mucho tiempo. Aquí, Círdan, logró dominar gran parte de su arte y confeccionar grandes embarcaciones capaces de cruzar todo el mar y fueron tan resistentes e imponentes que pasaron a ser objetos de valor para todo el pueblo.
Sin embargo, el viaje era definitivo, y ya no tardarían más. Así que la marcha se reanudó y pudieron al fin observar las grandes tierras de Beleriand.

Su llegada a este lugar no estaría exenta de tristes acontecimientos. La perdida de su señor Elwë en los bosques de Nan Elmoth marcó un antes y un después. Olwë y Círdan ahora dirigían la hueste, y tenían la difícil decisión entre buscar a su pariente perdido o seguir el rumbo hasta las Tierras Imperecederas, y olvidarlo en las penumbras.
Sin embargo, el amor fue más fuerte y comenzaron la intensa búsqueda.

Por muchos años lo llamaron y lo buscaron sin resultados y mientras ellos se dirigían al encuentro Elwë, los Noldor y los Vanyar viajaban hacia Aman sobre la isla flotante que Ulmo el Vala, arrastraba.

Ambos hechos influyeron enormemente en el espíritu de Círdan, quien se volvía más melancólico y desesperado. Por una parte, volcó todo su pensamiento y arte en la construcción de naves, gracias a las enseñanzas otorgadas por Ossë y Uinen, quienes constantemente visitaban a los Teleri para su resguardo. Pero por otra, el amor y la fidelidad a su pueblo y a su pariente le conducían a buscarle. Se dice que fueron Círdan y  Elmo quienes encabezaron la gran mayoría de la búsqueda y a veces, solos por la noche caminaban entre los bosques esperando encontrarlo.

Esta muestra de amor y lealtad sólo fue compensada con más aflicción, ya que años después Ulmo regresó con la isla en busca de los Teleri, y Olwë y su pueblo acudieron a la llamada y embarcaron, mas no Círdan quien sumido en la búsqueda, no alcanzó a llegar a la costa hasta que casi todo el pueblo de Olwë hubo partido, y así por segunda vez, no pudo cumplir con su mayor anhelo, contemplar el Reino Bendecido y volver a ver a sus parientes más próximos.
Cuando alcanzó la costa, la isla flotante ya se perdía en el horizonte.
Entonces, la melancolía lo consumió y pasó largo tiempo contemplando el gran mar y a lo lejos podía ver el destello de Eressëa. Entonces exclamó en voz alta:

-Seguiré esa luz, y si nadie me acompaña lo haré solo, porque el barco que he estado construyendo está casi terminado.

Pero mientras decía esto, recibió un mensaje en el corazón que sabía que venía de Occidente, aunque él lo recordaría como una voz que hablaba en su propia lengua. Y esta voz le advirtió que no se enfrentara a ese peligro, porque su fuerza y habilidad no podrían construir ningún barco capaz de enfrentarse a los vientos y olas del gran mar hasta muchos años después.

-Espera que llegue ese momento, porque entonces tu trabajo tendrá un valor incalculable, y será recordado en las canciones durante muchas edades.

Círdan, con una lágrima bajando por su mejilla dijo simplemente:

-Obedezco.

Y tuvo una visión de un gran navío que brillaba delante de él y navegaba hacia el oeste atravesando el aire, y mientras se perdía en el horizonte, parecía una estrella con un brillo tan grande que arrojaba la sombra de Círdan sobre la arena donde estaba.

Su obediencia fue recompensada, desde ese momento, con un gran don, sin duda bien merecido debido a la humildad con que renunciaba a su anhelo y aceptaba el trabajo encomendado: desde esa noche, Círdan comenzó a recibir presagios sobre todas las cuestiones de importancia, más que ningún Elfo en la Tierra Media.

Tras la partida de Olwë y conforme pasaron los años y Elwë no aparecía, los Teleri se fueron disgregando a través de Beleriand. Algunos se fueron hacia los bosques del interior en constante búsqueda de Elwë, mientras que otros marcharon hacia las altas tierras del norte. Círdan, junto a seguidores de Olwë que llegaron tarde a las costas, se quedaron allí a petición de Ossë que le entristecía la noticia de perder su amistad, y así lo hicieron, por lo que de ahora en adelante se llamaron así mismo los Falathrim, los Elfos de las Falas, y Círdan sería su señor. El Señor de toda la costa.
En constante añoranza de las tierras de Aman que el destino les negó contemplar, crearon dos grandes asentamientos. Eglarest por una parte, y Brithombar un poco más al norte.

Largos años acaecieron antes de que Elwë reapareciera en Beleriand, quien acompañado de Melian la Maia se autodenominó Rey de los Elfos de Beleriand.
Todos los pueblos que se habían disgregado en el continente lo reconocieron como su Señor. Y Círdan no fue la excepción, así que puso su señorío y su pueblo a sus órdenes, mientras gozaban de una independencia distinta de otros poblados.

Círdan camina por las playas de Eglarest
Por largos años los Elfos de Beleriand se fueron unificando y crearon diferentes reinos y asentamientos, forjaron alianzas y convivieron con ahínco. Círdan se volvió uno de los más importantes consejeros de Elwë, quien ahora era conocido como Thingol “Mantogris”, Rey de Beleriand. Y no sólo aportaba con consejos, sino también con joyas y perlas extraídas del mar. Por lo que siempre tenía un puesto de honor en la corte del Rey de los Sindar.

Hasta que la sombra volvió a Beleriand, y prevista por sus visiones, Círdan dedicó todo su tiempo tanto a reforzar su arte en la construcción de naves más rápidas y hábiles, como a la fortificación de grandes murallas alrededor de sus dos ciudadelas. Gracias a esto, es que Brithombar y Eglarest pudieron aguantar por un buen tiempo el asedio impuesto por los ejércitos de Morgoth.

Largas fueron las guerras que los Elfos mantuvieron con Morgoth a lo largo de la Primera edad, y en casi todas ellas, se contó con la ayuda y el consejo de Círdan.
Pero antes de todo ello, hubo tiempo para la celebración y el reencuentro. Los Noldor, venidos de Oeste trajeron fuerza a las líneas de los Elfos de Beleriand, pero también mucho dolor y desdicha.
La Mereth Aderthad, fue la reunión con la que comenzó todo. Círdan fue uno de los asistentes, y quien dio mayores y mejores consejos. Siempre utilizando lo que sabía de los tiempos por venir. Por ello y muchos otros conocimientos es que los Elfos en conjunto establecieron el llamado Sitio de Angband, con el que pudieron obtener una larga paz.

Se reconstruyeron los puertos de las costas y se levantaron los muros en mayor medida que los anteriores.

A día de hoy, Círdan se ha convertido en aliado de todos, ayudando con consejo a Thingol, y con fuerzas en las batallas del norte de Beleriand. Resguarda las costas y los pasos cercanos, y provee de refugio y alimentos a quienes soliciten su ayuda.

Aún se sienta en las rocas observando el mar con su profunda mirada, indagando el objetivo de su destino y su habilidad. Aún mantiene en su mente aquella hermosa y blanca nave que tendría por visión, tan blanca como una estrella y que le llena de dicha el corazón. Pero todo son preguntas sin respuestas. Aunque es algo que no le agobia la paciencia, y sabe que llegará el momento en que podrá ver lo añorado, mientras tanto seguirá construyendo navíos tan solitariamente como la paz se lo pueda permitir.

  • Raza: Eldar
  • Pueblo: Elfos de las Falas
  • Linaje: Casa de Círdan
  • Títulos: Constructor de navíos, Señor de las Falas
  • Nacimiento y orígen: Lago Cuiviénen junto al despertar de los Elfos
  • Padres: No aplica
  • Esposa: No
  • Hijos: No
  • Residencia: Cuiviénen; Eglarest y Brithombar en las Falas
  • Objetos: No
"

Valariandë

-¿Satisfechos? - dijo Andreth. -Ningún corazón de Hombre está satisfecho. El tránsito y la muerte le es siempre penoso; pero un declive más lento proporciona cierto consuelo, y retira ligeramente la sombra.

-Andreth -De la muerte y los hijos de Erü

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