La primera vez que estuve frente a lo que es El Señor de los Anillos, fue cuando leí los libros en la secundaria. Tras ello, me convertí en un acérrimo devorador de las palabras de Tolkien, así llegó el Hobbit, El Señor de los Anillos y al final el magnánimo Silmarillion.
No niego que tanto nombre semejante me recordó un estudio que hice sobre la Biblia. Tanto lugar maravilloso que se vislumbraba en las tierras de Beleriand y tantos hechos legendarios y situaciones oscuras, me dejó con gusto a poco, aunque a muchos les parezca raro.
Nunca entendí que era allí, que comenzaba un amor por la Primera Edad como no me lo imaginaba.
Pasó el tiempo y este afán, hobby como lo llamaba, crecía más y más. De mano de un primo, cayó en mis manos la copia del Juego de rol de la Tierra Media, el famoso MERP. Y aunque suene "pirata", no era más que una fotocopia de dicho libro. Esto último lo digo a modo de protesta; mi país, Chile, es escaso en cuanto a material rolero y es muy difícil encontrar libros y cosas respecto a este hermoso juego. Pero que va.
Así fue como en menos de una tarde me devoré completamente el manual, pero tuve que releerlo al menos dos veces para entenderlo. Era la primera vez que leía sobre juegos de rol. Así con mi grupo de amigos me dedique a explorar cada rincón de la Tierra Media creada por el profesor Tolkien. Cada fin de semana era una historia nueva, con hechos nuevos y descubrimientos nuevos. A veces eran noches completas y parte de la mañana, pero cada momento vivido y cada sonrisa de gratitud no se olvidarán aunque pasen muchas eras.
Tras disfrutar el juego a concho, y explorar muchos aspectos del mismo llegó la clásica separación, y el hobby quedó atrás. Me convertí en un lector-escritor-coleccionista que trataba de hacer calzar la vida real con la fantasía... algo que me consumió poco a poco.
Mazmorras, tesoros, guerras, tesoros, túneles y más guerras. El conocimiento de otros tipos de juegos en el que los valores morales y el destino se tomaban el mayor peso, me hicieron cambiar la ideología, y mi gusto hacia las historias narradas en los Cuentos Inconclusos o Los Hijos de Hurín, me demostraron que en dicho tiempo, estos cualidades sí que tenían peso.
Estas divagaciones me encendieron la chispa creadora, tenía ganas de mostrar las tierras y el ambiente de la Primera Edad como yo las imaginabas. Gracias a esto, puedo decir que preparo mi propia versión de un juego de rol ambientado en las tierras que tantas y crueles batallas soportó.
Bienvenido a las tierras de Valariandë!!!
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