Las tierras de Beleriand

Ahora bien, las vastas y hermosas tierras de Beleriand se extendían a ambos lados del poderoso río Sirion"
-De Beleriand y sus reinos. El Silmarillion.

Cuando hablamos de Valariandë, hablamos de un escenario bastante amplio y detallado, rico en aspectos diferentes como la guerra o las pasiones.
La geografía y el gobierno del mundo en que se desarrolla este juego, no son la excepción.

Esta noche escribiré sobre esta vasta región llamada Beleriand, la "Tierra de los Valar", el escenario principal y ambientación base en la que se escriben todas las historias de este juego.

Beleriand está separado de Eriador y las tierras del este, gracias a la imponente cadena montañosa de las Ered Luin, las Montañas azules; las cuales, con su exuberante extensión hacia el sur, se transforman en una infranqueable frontera natural, que ha mantenido aislada a Beleriand durante casi toda la Primera edad del Sol.

Beleriand ha sido la región de la que más historias se han contado; sus grandes bosques, encajados sobre los ríos Gelion y Sirion, cobijaron a los Elfos grises y a los orgullosos Noldor, y más tarde a los Hombres venidos desde oriente.

El clima del país no es amable para con sus habitantes, y muchas estaciones se pueden apreciar en poco tiempo y en distintos lugares. La tierra está cubierta por agrestes colinas divididas por fértiles valles. La mayoría de los días del año suele caer una suave lluvia o niebla, lo que le da al paisaje un aspecto etéreo. Musgos y helechos crecen libremente en este húmedo y fresco clima.
El invierno es época de cuidado para todas las aldeas y ciudades, ya que las nevazones y el frío pueden llegar a destruir un pueblo entero... y a todos sus habitantes.

Debido a esto y al terrible mal que se incuba en el oscuro norte, es fácil pensar que cada uno de los pueblos libres sean reacios a la interacción, acostumbrados a sufrir las penurias que produce el odio y el terror de la Sombra.

Varios linajes y casas se dividen el dominio de Beleriand. Los Elfos venidos de las Tierras Imperecederas controlan y vigilan la mayor parte de las fronteras septentrionales, movidos por el odio y el juramento. Día y noche levantan guardia esperando el momento en que recuperen lo perdido y cumplan con sus ansias de venganza.
Totalmente diferente a ellos, se encuentran los Elfos que siempre han habitado Beleriand, quienes se sienten incómodos con su presencia y creen rotundamente que su llegada trajo mayor ruina y peor desesperación.

Los Enanos que despertaron en las montañas, muy preocupados por la forja y el comercio, siempre están apegados a sus costumbres y a sus posesiones. Si bien, jamás olvidan a un amigo, el oro y las gemas preciosas pueden hacer aparecer su más profunda y encarnizada codicia.

Los Hombres, pueblo generalmente en movimiento, y que llegaron hace poco a las tierras de aquende, escapando de una sombra que sólo los más viejos pueden recordar, pero que cada uno de ellos, mantiene en sus costumbres y creencias.

A pesar de la variedad de gentes que habitan en estas tierras, sólo dos señores contienen los cetros reales, el autodenominado rey, Thingol Mantogrís, a quien casi todo Beleriand considera como su Señor; y el Rey Supremo de los Noldor, venido de oeste, y cuyo cargo siempre está ocupado por el primogénito de la casa. Reinos que se miran con recelo debido a lo distinta de su filosofía ante el mal, y que con el tiempo podrían llegar a tomar caminos diferentes o unirse para lograr una triste victoria.

"Beleriand and the realms of the north", por Karoline Wegrzyn 'Sirielle'
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Valariandë

-¿Satisfechos? - dijo Andreth. -Ningún corazón de Hombre está satisfecho. El tránsito y la muerte le es siempre penoso; pero un declive más lento proporciona cierto consuelo, y retira ligeramente la sombra.

-Andreth -De la muerte y los hijos de Erü

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