Personaje del mes

Cientos de criaturas han plagado la Tierra Media desde que la ambición oscura se apoderó del "corazón" de Melkor. Sus pensamientos divagaron tan profundamente dentro de las sombras, que muy pocos tienen la capacidad de llegar siquiera a idear mal alguno comparable al odio que siente este ser.

Licántropos criados a base de sangre y muerte, Elfos torturados hasta los límites de la locura, fuertes Trolls capaces de quebrantar huesos y voluntades, Dragones codiciosos y maquiavélicos cuya mirada petrifica hasta el más puro de los corazones, y así en un largo etcétera de repudio y manipulación.

Entre ellas, destacan unas criaturas particulares cuyos propósitos se escaparon de su plan original, pero que de una u otra manera el destino se ha encargado de convertirlas útilmente para los subterfugios y estratagemas del Señor oscuro.
Hablo de los Vampiros, criaturas aladas cuyas formas envueltas en sombras, generan filosos temores en los miembros de los Pueblos libres.

Entre esta subdivisión de criaturas, hay una cuyas artes han sobrepasado a las demás, lo que le ha permitido ser referente de liderazgo para ellas:

"Thuringwethil era el mensajero de Sauron, y acostumbraba a volar a Angband con forma de vampiro; y los dedos que sostenían las grandes alas membranosas terminaban en una garra de hierro".
-De Beren y Lúthien. El Silmarillion.

Thuringwethil es, desde sus inicios una Maia, convertida a lo largo del tiempo en una Rauko (S. Demonio), un demonio de las sombras caída en desgracia, cuando Melkor se alzó en poder y llamó la atención de sus hermanos menores.

Su papel no fue muy relevante en los primeros años de la Tierra Media, y en ese tiempo, siempre vivió escondida en la oscuridad, inserta en sus propios pensamientos y amor que siente por la misma.
Si bien no necesita alimentarse, gusta de sentir el sabor de la sangre en su boca, y mientras más espesa la siente, más vida cree tener. Por ello, caza sin cesar a cada criatura que se le cruza por la vista.
Tiene un oído tan refinado, y un olfato tan agudo, que cuando alguna inocente criatura toma el sendero equivocado, Thuringwethil vuela "en picada" otorgando una muerte lenta y dolorosa.

Miles de años vivió de esta manera, obviando incluso el llamado de Melkor cuando éste llegó a la Tierra Media.
Muchas de las criaturas que se habían adelantado a la llegada de su Señor, se postraron a sus pies bajo el trono de Utumno, pero la sangre y las sombras eran más fuertes en el deseo de Thuringwethil. Por lo que, cebada por sus ansias sanguinarias, el destino la llevó a las lejanas tierras orientales, en donde por primera vez probó la sangre de los Elfos.
Si bien, no tuvo idea que era esta nueva clase de criatura, se obsesionó tanto con su sabor, que en cada momento sus pensamientos la llevaban a los bordes de los bosques donde los espiaba y esperaba el momento preciso para caerles encima.

Thuringwethil ataca a los primeros Hombres

En estas idas y venidas, fue aliada de misteriosas criaturas, cuyos propósitos se asemejaban a los de ella, por lo que, de vez en cuando, lograba alianzas para saciar su hambre. Poco a poco, cual animal doméstico, fue ayudando inconscientemente a los planes de ellos, quienes, a su vez, la tentaron para que se les uniera.

Sauron fue uno de ellos, y con quien mayor afinidad tuvo. Acción por acción, se fue ganando su lealtad, hasta convertirse, a fin de cuentas, en su mayor y más eficiente espía. Sauron confiaba ciegamente en Thuringwethil, quien a su vez le obedecía como si de amor se tratase.

Cuando Melkor volvió de su presidio en Valinor, Sauron, Thuringwethil y otras criaturas, sintieron la necesidad de unírseles lejos en Angband. Por lo que viajaron lejos de toda comunidad recorriendo las inhóspitas tierras del norte, envueltos en sombras putrefactas que alejaban cualquier mirada inquisidora.
Así llegaron a las puertas de las mazmorras y fueron recibidos con honores y banquetes. Juntos serían un gran pilar en los planes de conquista que tenía el Señor oscuro.

Desde ahí en adelante, Thuringwethil sirve como espía y mensajera de Sauron y Melkor en Angband; aunque siente más empatía por el primero, se encarga de llevar noticias y mensajes entre ambos. Rápida como las águilas de Manwë, vuela a través de la oscuridad como si ésta no le afectara. Y es tanta la afinidad que tiene con ella, que muchos de quienes la observan por la noche, no ven más que una sombra pasar como una ráfaga de viento gélido.
En ocasiones se detiene en los poblados que se cruzan en su camino para alimentarse de lo que ansía, y a estas alturas, sabe muy bien la diferencia entre la sangre de un Elfo y un Hombre. Pocas veces prueba la sangre de Enano, le parece sosa y aún en necesidad trata de obviarla. Pero sus instintos muchas veces son más fuertes y no basta con unos pocos para calmarla.

Dentro de la jerarquía de Angband, Thuringwethil ostenta grandes méritos, por lo que es reconocida por los súbditos de Melkor como una líder más, aunque se diferencia de Sauron por su sentido sanguinario de terminar las cosas. Levantando sus garras de hierro las ensarta en las entrañas de quienes osen faltarle el respeto sin siquiera pensarlo, mientras le succiona la sangre delante de todos.

Thuringwethil es una gran criatura de casi dos metros y medio de alto, cuya belleza es poco consecuente para lo lúgubre del lugar. Su piel y alas membranosas cuando está convertida en murciélago gigante le hacen digna de pavor, mientras que cuando cambia a su forma de mujer, puede ser muy atractiva a la vista. Hecho que le ha sido válido para engañar a muchos miembros de los Pueblos libres, quienes, confiados en su hermosura, han terminado suplicando ante sus afilados colmillos.

  • Raza: Maia
  • Pueblo: No aplicable
  • Linaje: Fiel a Morgoth y Sauron
  • Títulos: La mujer de la sombra secreta; el Vampiro
  • Nacimiento y orígen: Antes de la creación de Arda
  • Padres: No aplicable
  • Hijos: Desconocidos
  • Residencia: Bosques salvajes de Palisor; Utumno; Angband
  • Objetos: Garras de hierro
"

Valariandë

-¿Satisfechos? - dijo Andreth. -Ningún corazón de Hombre está satisfecho. El tránsito y la muerte le es siempre penoso; pero un declive más lento proporciona cierto consuelo, y retira ligeramente la sombra.

-Andreth -De la muerte y los hijos de Erü

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