Los Pueblos Libres

"Y sólo en torno a Menegroth, en medio de la tierra, y en el país de los marineros a lo largo de las Falas, había numerosos pueblos"
-De los Sindar. El Silmarillion.

En una tierra en la que habitan diferentes pueblos, la cultura a la que se pertenece le define de una manera más profunda en cuanto a sentimientos y deseos, así como sus costumbres. 

En Beleriand existen tres Pueblos distinguibles entre sí: 

Nacidos en la oscuridad y acompañados por las estrellas, los Elfos son, de entre todos los seres que combaten a la Sombra, quienes más daño le han producido y más férreamente se han enfrentado a ella. Todos sus dominios en el norte, como Dorthonion, Hithlum, Ard-Galen entre otros, han sido constantemente atacados por las patrullas que escapan a los guardias del asedio. Por ello, han pagado su resistencia con creces, llevándolos a la reducción de manera estrepitosa. 

Muchos prefieren bajar de las tierras altas y viajar al sur, lejos de la sombra. Sin embargo, también son muchos los que tienen la valentía de hacer permanencia en una tierra donde los recursos son limitados, y la promesa de un destino fatídico de exilio y dolor es constante.

Por su parte, los Hombres, los segundos nacidos, han cruzado las montañas escapando de la Sombra tan sólo para encontrársela cara a cara en estas tierras. La mayoría de los clanes sirven de apoyo, y custodian la retaguardia de quienes les protegen, esperanzados en que algún día su hogar se convierta en aquel lugar que tanto desearon, y cuya idea les movió a realizar su gran marcha.

Por último se encuentran los Enanos, quienes se han visto más implicados en el último tiempo en los asuntos de alrededor, tanto en la ayuda de la reconstrucción de refugios como en la guerra contra la Sombra.
Si bien se mantienen reacios a abrir sus muros a los extranjeros, esto no significa que se han cerrado al mundo. Al contrario, han comerciado con los Elfos, han ayudado en el asedio, y han enseñado a los Hombres. Su conocimiento y sabiduría son muy valiosos en estas tierras.

Cada una de estas razas se divide en diferentes pueblos o linajes. Cada una con sus tradiciones y cualidades que les distinguen de otros de su misma especie.

Los Altos Elfos Noldor, son grandes amigos de los Hombres y fieles protectores de las fronteras septentrionales. Cabalgan constantemente, protegiendo y vigilando la gran llanura hasta las mismas puertas negras de Angband y fomentan la guerra mediante el ataque directo; sin embargo, sus mayores pasiones son la herrería y la joyería, en donde enfocan con gran interés.
Los Elfos de las Falas, navegantes y marinos, traen la paz gracias a su calma y paciencia. Su papel se ha vuelto más importante con el paso del tiempo, ya que son quienes intentan con mayor esmero buscar el perdón de los Valar y poder viajar a las Tierras Imperecederas, para curar la Sombra que se ha echado sobre Beleriand. Siguen siendo los que más cariño profesan al mar y al Vala Ulmo.
Los Elfos del bosque de Doriath llevan el arte del sigilo y la emboscada en la sangre. Su papel ha desaparecido en estos tiempos, en donde, viven más escondidos tras la protección de su reino, que dispuestos a volver a su deber de ser el pueblo del rey de toda Beleriand.
Los Elfos verdes de Ossiriand, viven de la espesura y el secreto, y aún lloran a su señor; debido a esta pérdida, es que se han escondido tras sus árboles y ya no sientan cara al enemigo. Esto les ha hecho parecer unos cobardes, sobre todo ante los Noldor; Sin embargo, dentro de sus fronteras realizan el trabajo a la perfección, y creen que de esa manera, aún tienen un papel que cumplir en los destinos del mundo.

Por el lado de los Hombres y en el límite de la frontera tenemos a los Hombres de Bëor, quienes son considerados los hijos de las tierras altas y la sombra que éstas generan; siempre vigilantes y observadores atentos, su labor se va derrumbando con cada envite del enemigo. Se dice que su lealtad es incuestionable.
Más al oeste se encuentran los Hombres de Hador. Adoradores del combate abierto, son los más parecidos a los Noldor de Fingolfin, tanto en lo físico como en sus costumbres. Han aprendido artes que pocos manejan, y aún así tienden a ser señores misteriosos y sabios; de entre los Hombres, son quienes más comprenden a Morgoth.
Bien al sur se encuentran los Hombres del bosque de Brethil; un pueblo bajo el cobijo y protección de Doriath, quienes a su vez le cuidan las espaldas al reino secreto. Señores de la floresta, hábiles cazadores y recolectores, poseen una enorme paciencia ante el devenir.
Junto a ellos se encuentra el minúsculo pueblo de los Hombres salvajes de Drû; hábiles rastreadores con grandes dones, montaraces empedernidos y crueles con la traición. Su carácter reservado y poco agraciado, ha propiciado desconfianza y disgusto para muchos en Beleriand, quienes les tratan como bestias.

Lejos en las montañas se encuentran las mansiones de los Enanos de Belegost. Señores de la cantería que han decidido quedarse al margen del conflicto como grandes aliados de los pueblos libres. Fieles a sus Casas, se han encontrado bajo las ordenes de muchos estandartes, humanos, elficos y enanos por igual, lo que les ha cosechado gran fama como guerreros.
Sus familiares más cercanos son los Enanos de Nogrod quienes sumergidos en sus creaciones, han acudido a estas artes para combatir a la Sombra. Grandes herreros, artesanos y forjadores, han dejado legados más allá de lo incalculable.
Bien al norte, incluso más allá de las fronteras de los Noldor están los Enanos de las Montañas de hierro; son exploradores y buscadores de tesoros que aún no se resignan a olvidar el reino que antaño les fue arrebatado cuando la gran Sombra arribó desde occidente.
Por último están unos seres misteriosos a los ojos de los demás, y que incluso son más famélicos que los orcos más débiles, ellos son los Enanos Mezquinos, individuos traidores y avarientos que sólo desean recuperar lo que les fue robado. No obstante, si llegan a realizar una promesa o juramento, lo cumplen a cabalidad. Sus capacidades para el sigilo y el robo son tan amplias, que han vivido a despensas de grandes reinos.

Las nuevas que surgen desde el norte, han traído un tiempo sin esperanza, en el que pocos se atreven a hacer frente, y aún así lo hacen con sigilo y detalle extremo, ya que en un momento de descuido pueden resultar gravemente heridos por las artes del enemigo... o del amigo.

Actualmente es el año 422 desde el primer levantamiento del sol. La sombra aún cubre gran parte de más allá de las Montañas de hierro, y quien sabe que más; el asedio y la larga paz nos deja algo de esperanza, pero la libertad está restringida y la fe es de unos pocos.

Ahora son ustedes, los elegidos de cada pueblo, quienes tienen el poder y temple para enfrentar las aventuras que hay delante, o caer con gloria en el intento de dejar una leyenda para su raza.

Señor de la Tercera Casa - Elena Kukanova

Con esta entrada y bajo el próximo título de "Pueblos de Beleriand", se da comienzo a una nueva sección dedicada a las culturas que habitan en la Primera edad. En cada una de las entradas que seguirán, trataré de mostrar una pequeña pero concisa descripción de cada pueblo, así como su historia particular hasta los tiempos actuales en donde recomiendo establecer la fecha de juego.

En estas líneas también, y más adelante, se dará la base de información cultural que debe tener un jugador para comenzar con el proceso de creación de personajes.

A grandes rasgos, este proceso comienza con la elección de la Estirpe del personaje (Eldar, Edain o Naugrim); seguido de ello, se debe escoger el Pueblo (Elfo de las Falas, Enano de Nogrod, Hombre de Hador, etc.), por lo que es muy recomendable que leas todos los trasfondos que se irán dando con el tiempo en estas entradas y así realizar una correcta elección bajo tus propios gustos personales.

Mi objetivo es, no sólo ir mostrando las posibles culturas para el juego, sino también ir actualizando cada entrada con la mayoría de datos posibles, tanto de trasfondo como de reglas para el juego, por lo que, con el tiempo, iré añadiendo detalles a cada pueblo de Beleriand.

Saludos!!!
"

Valariandë

-¿Satisfechos? - dijo Andreth. -Ningún corazón de Hombre está satisfecho. El tránsito y la muerte le es siempre penoso; pero un declive más lento proporciona cierto consuelo, y retira ligeramente la sombra.

-Andreth -De la muerte y los hijos de Erü

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